Colonialismo del XXI

Algunas pequeñas cosas que pensé, leyendo "los condenados de la tierra" de Franz Fanon; una obra fascinante y de mucha importancia en la militancia setentista.

"La zona habitada por los colonizados no es complementaria de la zona habitada por los colonos. Esas dos zonas se oponen pero no al servicio de una unidad superior. Regidas por una lógica puramente aristotélica, obedecen al principio de exclusión recíproca: no hay conciliación posible, uno de los términos sobra. La ciudad del colono es una ciudad dura, toda de piedra y hierro. Es una ciudad iluminada, asflatada, donde los cubos de basura están siempre llenos de restos desconocidos, nunca vistos, ni siquiera soñados. Los pies del colono no se ven nunca, salvo quizá en el mar, pero jamás se está muy cerca de ellos. Pies protegidos por zapatos fuertes , mientras las calles de su ciudad son limpias, lisas, sin hoyos, sin piedras. La ciudad del colono es una ciudad harta, perezosa , su vientre está lleno de cosas buenas permanentemente. La ciudad del colono es una ciudad de blancos , de extranjeros."


Puerto madero: el auténtico legado del menemato en creciente expansión durante los gobiernos K


"La ciudad del colonizado, o al menos la ciudad indígena, la ciudad negra, la "medina" o barrio árabe, la reserva es un lugar de mala fama, poblado por hombres de mala fama, allí se nace en cualquier parte, de cualquier manera. Se muere en cualquier parte, de cualquier cosa. Es un mundo sin intervalos, los hombres están unos sobre otros, las casuchas unas sobre otras. La ciudad del colonizado es una ciudad hambrienta, hambrienta de pan, de carne, de zapatos, de carbón, de luz. La ciudad del colonizado es una ciudad agachada, una ciudad de rodillas, una ciudad revolcada en el fango. Es una ciudad de negros, una ciudad de bicois."

Villa nuevo huracán, desajolada a principios del 2006

"La mirada que el colonizado lanza sobre la ciudad del colono es una mirada de lujuria, una mirada de deseo. Sueños de posesión. Todos los modos de posesión: sentarse en la mesa del colono, acostarse en la cama del colono, si es posible con su mujer. El colonizado es un envidioso. El colono no lo ignora cuando, sorprendiendo su mirada a la deriva, comprueba amargamente, pero siempre alerta "Quieren ocupar nuestro lugar". Es verdad, no hay un colonizado que no sueñe cunado menos una vez al día en instalarse en el lugar del colono."


1 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno el post.

José Pablo Feinmann casi siempre nombra a este libro, y sobre todo al prólogo hecho por Sartre. Éste dice que "matar a un colono es dos veces bueno. Porque se mata a un tirano y nace un hombre libre" o algo así.

Es interesante el paralelismo con Buenos Aires. No sé si serán colonos los que viven y tienen sus empresas en Puerto Madero, pero está claro que colonizados no son.

Saludos che!