Hasta que vivir valga la pena

Quiero dejar aqui las du palabras de una compañera de lucha. Llamase Verónica, y hace poco empezó a dar clases en el Bachiller Popular que este año, abrimos en Fiorito. El viernes que pasó (el 28/03) a la mañana, nos enteramos de que una alumna estaba en terapia intensiva y no sabiamos porqué especificamente. A la tarde enteramos que murió, pero no de qué.

Al otro día Vero escribió esto:

Ayer se murió una de mil alumnas del bachi.

El miércoles fue a la escuela y no parecía estar mal, pero a la noche la internaron y ayer murió.

Cuando tratamos de ver qué había pasado, nadie sabía si había sido neumonía, un ataque hepático, una falla cardíaca... ahora su pareja debe pedir autorización para hacer la autopsia y finalmente enterarse de qué mierda murió Paula.

Paula venía a cursar con su bebé de diez meses, el más chiquito de sus cuatro hijos.

Paula tenía muchas, muchas ganas de terminar el secundario. Intuía, tal vez, que era una manera de cambiar algo en ella y en su entorno.

Fiorito está lejos de ser la zona más limpia de la provincia. A orillas del Riachuelo, a pocas cuadras de Puente Alsina, las ratas se acumulan en la basura que el estado no recolecta y, en cambio, forma pilas enormes en las veredas, muchas de las cuales ni siquiera están asfaltadas (incluyendo la que lleva al edificio del bachi).

A orillas del Riachuelo, a pocas cuadras de Puente Alsina, el agua que toman todos los que allí viven, es de pozo. Está llena de bichos y metales pesados, pero el estado nunca hizo las redes de cañerías que podrían llevar agua potable a la zona.

Claro, imagino lo complicado que debe ser construir algo así en una zona donde el piso era una basurero clandestino de las curtiembres de la zona...

Paula ya había tenido problemas cardíacos. ¿Se hacía ver periódicamente? Los vecinos, ¿van al médico, se hacen análisis, controlan su salud?Teniendo en cuenta las paupérrimas condiciones higiénicas, ¿no es lógico consultar un médico cada tanto?

Y a la vez, ¿no es infinitamente complicado hacerse un tiempo para eso cuando se trabajan más de doce horas por día, recorriendo la ciudad juntando cartones e ir al hospital implica esperar varias horas?¿Cómo podrían ocuparse de su salud antes de su subsistencia?

Pero da tanta, tanta bronca que las personas mueran por algo que era perfectamente evitable, por la simple negligencia de un estado a quien no le preocupa en lo más mínimo la vida o la muerte de las personas que no le son útiles..¿ÚTILES? ¿Puede la vida de una persona medirse en cuanto a utilidad? ¿Utilidad para qué? ¿Para ser funcional al mismo sistema que les niega la atención sanitaria?Recuerdo, hace varios meses, haber leído algo que me dejó fría.poner en papel moneda el valor de la vida no parece ser un problema para algunos, por ejemplo para los juristas de la Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Laboral de Rafaela, en la provincia de Santa Fe, los que valuaron la vida de Luis Alvarez en $8.000, poco menos que un auto usado de oferta. Luis murió arrollado en un accidente de tránsito con apenas 19 años y toda una vida por delante llena de proyectos. Su familia, gente de condición muy humilde residente en una barriada de las afueras, solicitó una indemnización de $57.000. Pero los magistrados se opusieron, señalando que Luis había abandonado el colegio secundario y debido a su situación económica “sus sueños de progreso culminarían, por el peso de la realidad, transformándose en verdaderas utopías”. El miserable monto fijado por su vida fue determinado en concepto de “pérdida de chance” por la futura ayuda financiera que Luis hubiese aportado a su hogar. La igualdad de oportunidades y la igualdad ante la ley son la letra de una mera ficción barata ante la igualdad de algunos más iguales que otros...

Si nuestro proyecto de cambio, ya sea vía educación popular, vía trabajo sindical de base, no da sus frutos rápido, ¿cuántxs mas, como Paula, pagarán por la culpa de no estar insertos en el sistema, aún siendo excluidos por el sistema mismo?

Si no nos ponemos como prioridad un cambio radical, si no ponemos toda nuestra energía la destrucción de esto que nos rodea para, luego, de esas ruinas, sacar ese mundo nuevo que anhelamos, donde la igualdad sea igual de verdad, donde las relaciones sean horizontales, no haya ni opresores ni oprimidos, veremos día a día situaciones como esta y no vamos a tener las herramientas para hacerles frente.

Yo me pregunto cuántxs, de todos aquellxs que tienen OSDE, por ejemplo, mueren sin saber si fue una neumonía o un paro cardíaco...

Yo no me conformo con que un grupo reducido de habitantes de una de las zonas más pobres de la provincia logren terminar un secundario. No busco una solución parcial, un parche.

Sé lo importante que es, sino no pondría esfuerzo en ello.Pero el fin último es otro.

Habrá que seguir, siempre avanzando, hacia adelante, hasta que no tengamos que ver más cosas como esta, hasta que nadie tome agua de pozo contaminada con las putrefacciones del Riachuelo.

Hasta que vivir valga la pena.