Carta abierta a los voluntarios de Greenpace

“No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”, Voltaire.

“El infierno está empedrado de buenas intenciones.”

San Agustín




En primer lugar quería transmitirle de parte de los cartoneros y militantes del MTE nuestra más absoluta solidaridad frente al juicio que se inicia la semana próxima. Nosotros que sufrimos en carne propia persecuciones y represión por luchar por una sociedad sin esclavos ni excluidos, rechazamos cualquier cercenamiento a la libertad de expresión o protesta. Nosotros, pese a que detestamos la hipócrita, xenófoba y vergonzosa posición de Greenpeace en relación a la gestión de residuos en la Ciudad, solicitamos públicamente a la jueza Patricia López Vergara que se abstenga de aplicar penas privativas de la libertad a los voluntarios.

Lamentablemente, los dirigentes de Greenpeace no tuvieron la misma actitud en las reiteradas ocasiones en que cartoneros fueron apaleados salvajemente y apresados por la policía y el Gobierno de la Ciudad. Lamentablemente, los dirigentes de Greenpeace han rehuido el debate con las organizaciones de cartoneros y los que creemos que no puede escindirse la problemática ambiental de la lucha por la justicia social, acallando con su abultado presupuesto la voz de los humildes. Lamentablemente, los dirigentes de Greenpeace han utilizado su poder mediático para engañar a la opinión pública e invisibilizar el enorme trabajo de los cartoneros en pos de la reducción del enterramiento en rellenos sanitarios.

Jóvenes activistas, no se dejen engañar: intereses espurios se están aprovechando de sus buenas intenciones. Greenpeace y sus dirigentes bien remunerados no pelean por la implementación de la Ley Basura Cero; hacen lobby[1] a favor de las empresas trasnacionales de recolección de residuos. No pelean por la reducción del enterramiento sino por imponer una metodología de recolección diferenciada importada que excluye a los cartoneros y les entrega el servicio a sus amigos empresarios. No luchan por un ideal sino por imponer una determinada visión excluyente y defender determinados intereses privilegiados.

Nosotros también peleamos por determinados intereses, pero a diferencia de Greenpeace, los nuestros son explícitos: peleamos por la integración social de los trabajadores cartoneros. Creemos asimismo, y podemos demostrarlo, que el trabajo de los cartoneros es el mejor sistema para alcanzar las metas de la Ley Basura Cero.

Maria Eugenia Testa –que a diferencia de ustedes no pone el cuerpo pero cobra un jugoso sueldo por su conciencia ambiental- no pierde oportunidad de afirmar que lo que Greenpeace reclama es la inclusión de la recolección diferenciada en los pliegos (contratos) entre el Gobierno y las empresas. Es decir, descarta la posibilidad de que este servicio público sea estatal o esté en manos de cooperativas de cartoneros: ¡¿en que manual de ambientalismo neo-malthusiano leyeron que las empresas privadas eran más ecológicas que el Estado o las Cooperativas?!

El dilema se resume en estos términos: se puede implementar un mejor servicio en manos del Estado con participación de los cartoneros, pero Greenpeace hace lobby para que el contrato se lo den a las empresas que desde el 2005 vienen robando millones con el servicio de recolección diferenciada.

Como ustedes saben, en el pasado los gerentes de Greenpeace utilizaron a diversas cooperativas de recuperadores urbanos para realizar propaganda, elogiando su trabajo en pos de la reducción del enterramiento. Los cartoneros creyeron en ellos pero a la hora de discutir los contratos, traicionando su posición anterior, Greenpeace declaró que el trabajo de los recuperadores urbanos era “marginal”[2] y que debía ser eliminado o confinado a los centros de selección (adoptando la postura original del macrismo antes que la lucha de los cartoneros lograra revertirla al menos parcialmente).

Sin embargo, existen 5000 seres humanos que cuando sale la luna –mientras Cali y Testa disfrutan sus remuneraciones ejecutivas en la noche porteña- caminan las calles de la Ciudad levantando residuos reciclables para comercializarlos y alimentar a sus familias. No serán ballenas, no serán pandas, no serán pingüinos, no serán la mejor imagen publicitaria para las campañas de recaudación de fondos dirigidas a la clase media, pero ¿no son también seres vivos que tienen derechos, merecen cuidado, respeto y solidaridad? ¿O estos beneficios quedan circunscriptos al catalogo de especies protegidas por Greenpeace?

Asimismo, para poder justificar su posición pro-empresaria, ocultan dos hechos relevantes:

A partir de la ley basura cero, se firmaron contratos millonarios para realizar la recolección diferenciada con las empresas privadas tal como quería Greenpeace (ver cuadro).
Cantidad reciclada: 812 toneladas recicladas en cuatro años, es decir 1,7 TN por dia.
Costo: 115.600.000 de pesos. [3]

Es decir ¡ante el silencio cómplice de Greenpeace, las empresas NO RECICLABAN pero SI COBRABAN!

Los cartoneros, desde el 2002, recolectan casi 600tn[4] de residuos reciclables por día, es decir, 300 veces mas de los que recolectaron las empresas de higiene urbana en el mismo periodo. A esto se suman unas 50 TN diarias del circuito de grandes generadores implementado en los últimos 8 meses.


Mientras el “circuito marginal” cartonero recicla el 12% de la basura generada en la Ciudad, el carísimo sistema privado formal no llega al 0,05% (periodo 2005-2008). ¡Y Greenpeace en vez de anular el segundo, quiere excluir a los cartoneros! Porque existen dos sistemas: uno privado, con buen marketing y empresarios ricos pero que no sirve para reducir el enterramiento… otro informal, sin glamour, sin recursos, pero que ha demostrado una eficacia superlativa en materia de reciclado.


Nosotros apostamos por formalizar el segundo de los sistemas, habida cuenta que esto representa la vida, los sueños, la dignidad de 5000 familias cartoneros que trabajan en la Ciudad de Buenos Aires. Estamos convencidos que la recolección diferenciada en manos de los cartoneros es un sistema superador en materia ambiental, razonable y socialmente inclusivo, y hasta ahora los hechos nos dan la razón.

Gracias a la lucha de los cartoneros, a través de los programas de inclusión social que conquistamos, hemos logrado avanzar algunos pasos por este camino:

· Casi 200 niños menores de 14 años dejaron de trabajar en el cartoneo junto a sus padres.

· Unos 1800 cartoneros de zona sur dejaron de viajar colgados en camiones destartalados encima de los bolsones de papel. Ahora viajan en colectivo y el material en un camión adecuado a la normativa de transito.

· Unos 1000 cartoneros del ex tren Blanco transportan sus materiales en camiones (fletes) hasta destino mientras viajan normalmente en el tren.

· Unos 1800 cartoneros reciben un complemento en sus ingresos de 370 pesos mensuales, lo que les permite superar la línea de indigencia.

· Unos 1600 están tramitando el monotributo social ante el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación lo que les permitirá acceder a obra social, jubilación y una asignación familiar de 45 pesos por hijo mientras unos 200 ya cuentan con el monotributo normal.

· Unos 2000 cartoneros recibieron uniforme de trabajo y elementos de higiene/seguridad laboral.

· El servicio de recolección en grandes generadores que desarrollan las cooperativas de cartoneros desde hace unos meses recupera 1000tn mensuales de material reciclable.


Estas conquistas –que aun no cumplen ni el 40% de nuestros reclamos y falta que se incorporen al menos 3000 compañeros- no son un regalo de un político, un partido o un Gobierno, es el producto de una larguísima lucha por la justicia social y la integración de los sectores excluidos. Conquistas que son reconocidas y valoradas por diversos actores desde organizaciones piqueteras hasta la Iglesia Católica, desde la CTA hasta la Federación de Obreros Papeleros, desde Vilma Ripoll hasta Emilio Persico, desde la Fundación Che Pibe hasta la Fundación Alameda. ¿Por qué les molesta tanto estas conquistas a Greenpeace?

Los fondos para financiar este programa provienen de la recuperación de partidas que antes se destinaban a la millonaria estafa del anterior sistema privado de recolección diferenciada, estafa que no denunció ni Greenpeace ni el Gobierno, le denunciaron los cartoneros y sus organizaciones[5].

Reciban un abrazo fraterno, abran los ojos y debatamos estos temas abiertamente lejos del fanatismo interesado de dirigentes xenófobos a sueldo; los activistas y militantes comprometidos con la justicia social y los derechos ambientales tenemos la obligación de no convertirnos en un “ejercito de boludos que juntan la latita para reciclar” como dicen las Manos de Filipi, mucho menos al servicio de politiqueros, mercenarios, mentirosos y empresarios corruptos.

Mucha suerte en el juicio, reciban nuestra más absoluta solidaridad y no olviden que:

Con excluidos no hay “Basura 0”
sin cartoneros no hay “Basura 0”…

”Basura 0” SI,
“Exclusión 0” TAMBIEN.




Juan Grabois
Militante (no rentado) del MTE

[1] "Hacer lobby es parte de mi trabajo. Es casi lo más importante"., Villalonga en entrevista a Diario El Pais 20/01/07
[2] Punto 4 del Comunicado Publico del 7/7/08 de Greenpeace Argentina.

[4] Felix Carbonari, ex empleado del Gobierno de la Ciudad y actual encargado de la campaña de residuos de Greenpeace, reconoce en su INFORME SOBRE EL CIRCUITO DEL RECICLADO EN LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES DE 2006, que los cartoneros recuperan 585 tn/dia mientras que la “recolección formal” solo 6 tn/dia. Posteriores informes demostrarían que el volumen de recolección formal era aún menor.

[5] http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-107146-2008-07-03.html