El olvido también tiene memoria.

En un post anterior, de noviembre, habíamos hecho referencia a la reedición de un libro de Nicolás Olivari. Este libraco que lleva por nombre “Poemas 1920-1930” reúne tres poemarios importantísimos en la obra del viejo poeta; “La amada infiel”, “La musa de la mala pata” y “el gato escaldado”.
Recuerdo todavía la emoción y la sorpresa que fue encontrar esta reedición en una librería. Hace años lo habíamos estado buscando. Las huellas de Olivari parecían haberse borrado de la tierra.
El autor del estudio preliminar del nuevo libro (Rocco Carbone) dice: “La amada infiel lo encontramos en la Biblioteca Nacional de Hamburgo. Aquí sólo debía existir en algunas bibliotecas particulares. Y para toparse con los otros libros había que revolver en librerías de viejo o en parques."

Diego Arzeno (1900-1966) más conocido como Nicolás Olivari trabajó desde joven como periodista y escritor en diferentes periódicos, revistas y también en radios. Escribió algunas obras de teatro en colaboración con los hermanos (Enrique y Raúl) Tuñon. Es el autor de la obra de teatro “El morocho del abasto” que posteriormente fue llevado a las pantallas de cine. Sin embargo, el fuerte de Olivari es sin duda la poesía, y esa es la huella fundamental que dejará para los que vinieron después de él.
Tuvo como herencia la estética del buen Carriego, quizás uno de los primeros que encontró en el fango del arrabal y en la tos de las muchachas tísicas que en él vivían, materia poética que luego será protagonista esencial de infinitas letras de tango.
La poesía de Carriego, nace de su mismo barrio. La de Olivari de su ciudad: Buenos Aires. Su poesía es la película de una Buenos Aires modernizada y marginal cuyos protagonistas son principalmente las prostitutas, las dactilógrafas tuberculosas, los tranvías noctámbulos, los oficinistas hastiados, etc. Dice Olivari: "Soy un habitante circunstancial de Buenos Aires a la que adoro ávidamente en lo que tiene de europeo: el vicio."
Su poesía es hija del asfalto, de la lagrima huérfana, de la urbanidad; quizás por eso no pueda dejar de tener un profundo ímpetu vanguardista, cuya grandeza supera el supuesto antagonismo Florida-Boedo.
"Que todos se sacudan, como el perro cuando sale del agua, de los pesados mitos literarios y poéticos” escribe Olivari en el la introducción de El Gato escaldado.

Como es costumbre en este espacio, vamos a postear aquí un poema del troesma, y aquel tango popular que cantaba Gardel, titulado “La violeta”, solo que aquí vamos a subir la interpretación de otro Gardel: El Polaco Goyeneche.
Esperamos lo disfruten.

El musicante rengo

Tendrá treinta años el musicante rengo,
y acaso un principio de ataxia locomotriz,
a oír sus rapsodias a este café vengo
arrastrando mi pena como a una lombriz.

La mujer es aquella, la blanca, la loca
mujer que en todos restrega
su sexo. (A cambio de coca,
la pobre se entrega)...

El hombre para olvidar bebe,
y yo bebo para olvidar; l
a mujer esa debe
cocainizarse para terminar...

Entre los tres sumaremos doce lustros,
¡y estamos tan cansados ya!
tengamos un gesto de decadencia augusto:
hagamos un menage a troi...

La ronda tan linda de descamisados:
un poeta enfermizo y desconocido,
un rengo con cuerda que ha terminado,
y la mujer borrosa que de todos ha sido...

El rengo me mira la piadosa mofa,
la mujer me sonríe con un gesto opaco,
yo bostezo y me río de mi perruna estofa,
mientras azul se arrepiente el tabaco...